Los combustibles fósiles, entre los que se incluyen el carbón, el petróleo y el gas natural, siguen constituyendo una gran parte de la combinación energética mundial. Las normas ISO para los combustibles fósiles garantizan que su extracción, procesamiento y combustión se realicen de forma que mejoren la seguridad y la eficiencia, a la vez que se esfuerzan por reducir la huella ambiental mediante la mejora de los controles de emisiones y las innovaciones tecnológicas.
Las empresas son cada vez más conscientes de su huella de carbono y de su relación intrínseca con el consumo de la energía. Pero ¿qué es la huella de carbono y cómo puede la energía renovable reconfigurar el panorama empresarial?
Es normal tener sentimientos encontrados respecto al carbono. Por un lado, es la base de toda la vida en la Tierra. Por otro, está relacionado con el cambio climático.
La priorización de la sostenibilidad ambiental no solo es tendencia: es una estrategia vital para garantizar la salud y la prosperidad de las organizaciones a largo plazo. Equilibrar el crecimiento con la gestión ambiental es más importante que nunca ahora que los impactos del cambio climático aumentan en magnitud y frecuencia.